México • El italiano Antonio Mazzitelli, representante en México de la Organización de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), es oriundo del sur de Italia, tierra de mafias.
Lleva más de veinte años estudiando el problema de las drogas y le parece "naif" que se pueda pensar que, con legalizarlas, se pueda reducir la violencia de las organizaciones criminales.
En vísperas de que el tema de las drogas se analice en la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Antigua Guatemala, entre el martes y el jueves, Mazzitelli dice que la solución pasa por generar oportunidades y una cultura de la legalidad.
¿El enfoque de legalizar las drogas le parece una opción?
Mazzitelli: Las convenciones internacionales que rigen esta materia son muy claras y el objetivo es reconocer el daño a la salud que producen las drogas. Y, no obstante haya mucho debate, nadie todavía pudo demostrar, y nunca podrá demostrar, que las drogas ilícitas, como las lícitas, no producen daños a la salud. El objetivo es la protección de la salud.
¿Tampoco la marihuana?
En Estados Unidos la primera droga de consumo es la marihuana, muy probablemente porque se banaliza la marihuana. Hay muchos estudios que indican que las nueva marihuanas -porque hay desarrollo industrial- pueden producir esquizofrenia en los jóvenes. Las grandes casas farmacéuticas en todo el mundo antes de poner a la venta un producto que tiene un impacto sobre la salud tienen que pasar por una serie de controles. ¿Por qué con las drogas, la marihuana, esto no se menciona? Para comprar un antibiótico yo necesito una prescripción médica y un antibiótico no produce efectos sobre mi cerebro. No son temas que el debate ponga sobre la mesa.
¿Cuál podría ser entonces la salida?
¿A qué problema? Si es a la violencia, el problema de la violencia no es un problema único de las drogas. La violencia es un problema de los mercados ilícitos y es el producto de una situación de desequilibrios a nivel social, a nivel económico, a nivel en algunos casos político. La lucha contra el crimen transnacional organizado tiene que desarrollarse también a través de los instrumentos que dan las convenciones: intercambio de información, coordinación, respeto de los derechos humanos y de la soberanía nacional. Si es el problema del consumo de drogas, la solución es fortalecer la prevención, tratamiento, rehabilitación.
Pero hay quienes piensan que quitando el negocio a los grupos criminales bajaría la violencia.
¿Cómo podemos pensar que ocupándonos de drogas podemos solucionar el problema de los que roban, de los que secuestran, de los que matan? Los mercados de las drogas son una componente importante hoy en día de los ingresos de las organizaciones criminales. Pero no es la droga per se la que genera violencia. Los mayores mercados de consumo no tienen tasas tan altas de violencia como la que viven los países en tránsito. Si es por el producto, debería ser igual. Experiencias históricas muestran que las organizaciones criminales, una vez que se les acaba un negocio, se reciclan o buscan otras fuentes de ingresos. Es naif opinar que quien ha vivido de ilegalidad y de crimen y de violencia de un día para el otro se vuelva un empresario que respeta la ley.
¿Cómo se lucha contra la cultura criminal?
Ofreciendo oportunidades, llevando las instituciones a donde no existen, ofreciendo desarrollo, educación, salud. México, con una nueva presidencia, está tratando de enfocar el problema de violencia desde una perspectiva de prevención y no de represión. Una prevención que tiene que ser necesariamente holística: no me sirve hacer la prevención a las drogas si después no hay trabajo, no hay oportunidades. Si no rompo este canal que lleva a los jóvenes hacia un mundo que es el mundo de la ilegalidad, nunca soluciono mis problemas de violencia.
¿Ha sido un fracaso la estrategia de los últimos 40 años?
Absolutamente no. A mí a veces, cuando escucho que es un fracaso, me recuerda a mis abuelos que decían que se vivía mejor cuando no había la luz eléctrica. Muchísimos olvidan de dónde venimos y la gran mayoría de los expertos, también de los presidentes, tienen muy claro que el tema es muy complejo, que a un problema complejo no se pueden dar respuestas simplistas. En México hay una sociedad civil más fuerte que hace unos años. Esto está empezando a arrojar resultados.
¿Hacia dónde debería llevar el debate?
Ojalá que este debate sirva para dar respuestas de salud al problema de las drogas, y de justicia y seguridad al problema del crimen organizado. En muy pocos casos los presupuestos nacionales han reflejado en términos de inversiones reales las preocupaciones de los estados en términos de salud. Una cosa es garantizar al ciudadano seguridad y justicia y otro es garantizar al ciudadano una vida saludable y libre de droga. Son dos problemas distintos.